Entre calles empedradas, casas de piedra y un majestuoso castillo medieval, se encuentra mi recomendación gastronómica de este mes: el Restaurante Bruixes de Burriac en Altafulla, provincia de Tarragona.
Este pintoresco pueblo medieval, que abraza el Mediterráneo, ha sido destacado por National Geographic como un “municipio con encanto” y es conocido por su rico patrimonio histórico y cultural, sus tranquilas playas y su ambiente sosegado, lleno de rincones de postal.
Su conjunto arquitectónico ha sido declarado Bien Cultural de Interés Nacional, lo que lo convierte en un destino ideal no solo para una comida, sino también para una escapada completa.
Altafulla está arraigado a leyendas sobre brujas y los días 28 y 29 de junio se celebra la «Nit de les bruixes» así que puede ser una excelente ocasión para acercarse a este restaurante y conocer, de primera mano, el origen de su nombre y su cuidada oferta gastronómica.
EL ESPACIO DE BRUIXES DE BURRIAC
El restaurante se encuentra en la planta inferior del Hotel Boutique Gran Claustre, un hotel de cuatro estrellas que complementa la experiencia culinaria con una estancia de lujo.
Si no estás alojado podrás acceder por el Passatge de Santa Teresa, que cruza la muralla del castillo. Al llegar a la calle Cup, encontrarás a tu izquierda la recepción del hotel y, si bajas unos metros más, la entrada al restaurante.
La sala del restaurante es muy agradable, revestida con piedra autóctona de la región, moldeada a mano por artesanos y colocada meticulosamente pieza por pieza. Las luces juegan un papel importante en el ambiente, creando una atmósfera íntima y acogedora.
El diseño del mismo fue encomendado al estudio de arquitectura de Gloria Durán, que supo darle un toque de sofisticación y estilo a este encantador espacio gastronómico.
El restaurante tiene un aforo de 90 personas y cuenta con dos salas, una de las cuales, de carácter exclusivo, tiene capacidad para un grupo de 40.
La sala principal está engalanada con un coqueto patio acristalado que aporta luz natural al espacio sin perder ese toque íntimo que se ha conseguido con su cuidada decoración y diseño moderno y elegante.
La cocina acristalada, integrada discretamente en la misma sala, te permite ver las elaboraciones del momento y garantiza un ambiente libre de contaminación acústica.
EL EQUIPO
Al frente de la cocina están dos chefs de reconocido prestigio: el catalán Jaume Drudis, director culinario y gastronómico, y el chef francés Philippe Leblay, ambos con amplia experiencia en restaurantes con estrella Michelin de Barcelona y Burdeos.
En sala, Eduardo y Marcel se encargan de atender con profesionalidad y dedicación a los comensales. En mis dos visitas, ambos hicieron gala de un servicio impecable y explicaron con detalle cada uno de los platos, haciendo que la experiencia resultase altamente recomendable sin resultar abrumadora, cumpliendo sobradamente con lo que uno espera de una jornada gastronómica: disfrutar de una comida de alta calidad en un ambiente relajado.
LA PROPUESTA
El restaurante goza estar recomendado por segundo año consecutivo por la Guía Michelín y por la Guía Repsol, distintivos que le aportan valor y atractivo por aquellos que valoramos el esfuerzo que hay detrás.
La máxima del chef Jaume Drudis es utilizar, en la mayoría de sus elaboraciones, ingredientes locales, como las verduras de proveedores del Baix Gaià (Tarragona), carne de pasto y pescado de las lonjas más cercanas. No sólo asegura calidad y frescura, sino que también ayuda a los agricultores de la zona y fortalece la economía de la comarca.
La carta del restaurante no solo sugiere platos de temporada sino que también ofrece cuatro alternativas para que puedas escoger: Experiencia Vegana, Experiencia Gourmet, Experiencia del Mar y Experiencia Sensorial. Además, encontrarás opciones para un almuerzo o una cena más simple. Si prefieres una comida más informal a mediodía, el menú ejecutivo es una excelente opción.
La bodega del restaurante incluye una selección exquisita de vinos de diferentes denominaciones de origen de Cataluña y otros puntos geográficos de España, así como referencias de vinos internacionales. La complementan con una variedad de bebidas espirituosas.
PROBAMOS SU MENÚ DE TEMPORADA
Cuando eres alérgica te fijas mucho más en la atención que se da a este particular en los restaurantes y, aunque el nivel de concienciación que hay, hoy en día, al respecto es cada vez mayor, debo decir que en Bruixes de Burriac elevan el nivel y ponen especial cuidado en este aspecto.
Mientras mi acompañante tenía un aperitivo de bienvenida que constaba de un Hojaldre de queso Parmesano y un vasito con una crema de verduras de temporada, a mi me ofrecieron el mismo hojaldre y un cuenco con frutos secos salteados, como prevención, por si las verduras pudieran contener alguna contaminación, al haber estado en contacto con alguna de las frutas de verano de las que soy alérgica.
La primera parte del menú constaba de dos platos:
Velouté Chantilly de maíz y vermut blanco con tropezones de foie gras
Se presenta en el centro del plato, un mosaico con cubos de vermut y foie. Seguidamente, vierten por encima la crema aterciopelada de chantilly de maíz. El sentido del olfato y el gusto actúan rápido. Está todo tan equilibrado que saboreas cada uno de los ingredientes en boca sin que uno entorpezca al otro.
Rodaballo y mousseline de buey de mar con escama de vieira
Sublime. El pescado estaba en su punto y las vieiras suaves como la mantequilla.
Todo ello acompañado por un vino blanco con DO Tarragona y de una bodega que conozco bien: El Terrat de Mas Vicenç. A pesar de que tiene un tiro dulce, dado que está elaborado con uvas Macabeo y Moscatel, acompañó muy bien a los platos entrantes.
Tras ello, nos deleitaron con Aiguillette de ternera roti en flor de romero con mini duxelle de verduritas y cambiamos de vino por un tinto, Finca de San Martín Crianza 2019 de bodegas Torre de Oña, elaborado con uva Tempranillo, elegante y con cuerpo que, según el jefe de sala, iba muy bien al plato.
Hay quien dice que lo que determina la calidad de un restaurante son sus postres, y en este caso tenemos que rendirnos ante la Terrina de crêpes Suzette con confit de naranja y Schnapps, un guiño dulce y típico francés, con el que coronamos nuestra experiencia en Bruixes de Burriac.
Para terminar, tomé una infusión de Dammann Frères, la primera firma que introdujo en 1692 las infusiones en Francia, reconocida por su exquisitez y calidad excepcional.
MÁS INFORMACIÓN SOBRE BRUIXES DE BURRIAC
Creo firmemente que no es suficiente con ofrecer buena comida; es esencial que la presentación de los platos y el diseño del restaurante se complementen adecuadamente para proporcionar al comensal la mejor experiencia posible. Y aquí, esto se consigue.
Menú de temporada: 38,50 euros (incluye una copa de vino y el agua)
Dirección: calle del Cup, 2 – Altafulla (Tarragona) · Tel. 977 651 557
Horario: de 13:30 h a 16:30 h y de 20:30 h. a 23:00 h.Reservas: página web
